Realmente pienso que cuando eres chaval no eliges los
amigos, los tienes por puro azar, porque son hijos de los amigos de tus padres
(que no es mi caso), porque te toca un vecino con tu misma edad, porque tu
primer apellido empieza por la misma letra y te pasas algunos años con él de
compañero de pupitre, porque tu hermano mayor va con su hermano mayor a clase…
y todas las coincidencias que queráis.
Puede que sea porque esa gente te ha visto llorar por
hacerte una herida en la rodilla al caerte de la bici (seguramente por su
culpa), porque te ayudaba a esconder o mentir a tus padres cosas que no querías
que supieran, porque eran esos tíos que te aguantaban cuando eras un completo
imbécil (porque mira que se es tonto de niño) o porque te has enfadado y desenfadado
con él tantas veces que te resulta difícil volverte a enfadar hasta que estas
10 minutos seguidos con él.
A veces creo que es porque ellos piensan en tí cuando eres
chaval y tú también lo echas de menos, a medida que creces y estudias
"eliges" a la gente con la que quieres estar y comienzas a compartir
otra parte de tu vida muy importante y creas otros lazos con otra gente.
De vez en cuando me pongo a recordar los veranos e inviernos, en estado
semisalvaje todo el día en la calle no haciendo nada o jugando a guerras metido
en el barro o inventando juegos inútiles capaces de dejar lesionada a media
pandilla, que bonitos días eran sin ninguna preocupación.
Luis, Pepe, Pedro y Manolo
En caso de que guardes un buen recuerdo de los amigos de tu niñez y de tus compañeros de colegio, entonces, merece la pena retomar el contacto con ellos para poder recordar los viejos tiempos.
Los recuerdos de la infancia están muy vinculados también con los recuerdos del colegio, con los momentos de risas vividos en el aula, con los motes que los alumnos siempre poníamos a los profesores y a nosotros mismos, con la nostalgia que sentimos ante nuestra asignatura preferida o esos momentos del recreo, breves pero intensos.
Y cuando digo amigos me refiero a esos amigos que todavía conservas, aunque nunca os llaméis, o rara vez os veais, me refiero a esa clase de amigos que sabes que si te encontraras ahora mismo te alegrarías enormemente y sentirías como si lo llevases viendo todos los días.
Me encanta. Y coincido en casi todo
ResponderEliminarUn abrazo
Empatizo con tu comentario.
ResponderEliminarEl mío es un espejo del tuyo.
Nos hicimos mayores y quizás la bifurcación de los caminos nos llevaron a cada uno a diferentes sitios.
Ahora con la edad,o mejor dicho con mucha edad,queremos revivir aquéllos lejanos tiempos con amigos auténticos.
Un abrazo Pedro.
Valentín.
Cuanto duele la nostalgia, es reconocer que no hay marcha atrás, pero efectivamente era muy bella la infancia y juventud, con esos amigos que aunque hayan pasado muchos años, parecen de viva actualidad, yo lo he vivido.
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