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sábado, 12 de marzo de 2022

ESE CARTEL DE NITRATO DE CHILE


Quién no recuerda, al menos los que ya tenemos cierta edad seguro que sí, la imagen de los carteles de "Nitrato de Chile". Hay lugares en los que todavía se conservan algunos que se han restaurado y en otros, desgraciadamente, han desaparecido. Son carteles que muestran otra época y evocan cierta añoranza, estaban pegados en bares, casinos, ayuntamientos, dispensarios médicos, en las carreteras y en las tiendas de ultramarinos de los pueblos. 

Este famoso cartel fue diseñado en 1929 por un joven estudiante de arquitectura llamado Adolfo López-Durán Lozano (1902-1998), posteriormente catedrático de Dibujo de Formas de la Escuela Superior de Arquitectura Superior de Madrid. 
El dibujo de este cartel, es un icono del que fuera el rey de los abonos, ese producto que se esparcía en los campos para aumentar la producción, el mosaico cerámico muy famoso por la silueta negra de un jinete sobre su caballo sobre un fondo amarillo o azulejo pintado con la técnica de la trepa. 
Extremadura, las dos Castillas, La Rioja, Aragón o Andalucía, regiones en las que se cultivaba más el cereal, fueron en las que su presencia se hizo más habitual.
Este es uno de esos carteles publicitarios que han evolucionado hasta convertirse hoy en un auténtico símbolo de la sociedad del pasado y que conviene conservar como testimonio antropológico y cultural. 

El primer cartel fue colocado alrededor de 1925 en una campaña publicitaria sin precedentes, se multiplicó por lugares estratégicos de toda España. 
Eran de diferentes tamaños y podían llegar a ocupar bastante superficie en las fachadas, y los paneles de azulejos salían de la fábrica de Ramón Castelló, en Valencia. 

El destinatario del anuncio de Nitrato de Chile no era el viajero o transportista al volante, que de vez en cuando paraba en un bar de carretera a reponer fuerzas, sino el agricultor de las zonas interiores, interesado en fertilizar sus cultivos, quien lo vería mejor en las casas a la entrada de los pueblos, o en la plaza mayor, o en casetas de peones camineros, bodegas o silos, un mundo rural que en los años 30 era el hábitat de la mayoría de la población española.
El diseño gráfico de la imagen parece seguir las pautas del "Art déco" o "Arte decorativo", aunque con tintes propios, en él vemos algunas similitudes a primera vista, como el texto claro y sencillo, la gama de colores muy reducida, predominio de la línea sólida y el dibujo, los cuerpos están totalmente delimitados, es difícil distinguir el primer plano del fondo. 

Esta obra destaca, sobre todo, por su simpleza, con un campesino a lomos de un caballo que parece caminar sobre un sembrado, sobre él, la firma: "Abonad con" y bajo él, la firma: "NITRATO DE CHILE". El fondo es de un color amarillo plátano que se asemeja muchísimo al color del cielo durante las últimas horas de primavera y verano.
Tanto el animal como el jinete están coloreados completamente de negro y solo están delimitados por una fina línea blanca. Esto, unido a la posición que adoptan las dos figuras, hace imposible distinguir si la pareja "viene hacia nosotros" o si por el contrario se "aleja". 
Sin lugar a duda estamos ante uno de esos carteles publicitarios que han evolucionado hasta convertirse hoy en un auténtico icono y símbolo de la sociedad del pasado y que conviene conservar como testimonio antropológico y cultural. 








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