Antes en la década de los 60 y 70, la mayoría de los enamorados
tardaban años en dar el salto de amigos a novios
Estos dos eran poco más que adolescentes y se sentían mutuamente simpáticos, ella trabajaba en un taller de corte y confección, y como la mayoría de las chicas de su
tiempo, solía emocionarse con las radionovelas y la música de Raphael, él dos
años mayor que ella, trabajaba en una cristalería.
Puede decirse que sus paseos eran simples, caminaban juntos en el Paseo de San Francisco dando vueltas y vueltas a derecha y a izquierda, de allí subiendo la calle el Obispo a la Plaza de España y de allí a la calle San Juan hasta la esquina del Zamorano, y vuelta otra vez a San Francisco, todo ello sin cogerse ni siquiera la mano todavía.
Para hacer un alto había un punto obligado, una cafeteria que había en la calle del Obispo con la máquina de discos Sinfonola 96, era el Saymu, donde nos tomábamos unas Mirindas escuchando la música de Raphael (por supuesto), los Beatles, los Brincos, Santana, los Rolling y Creedence Crearwater Revival.
Antes de entrar el compraba caramelos y carapiñadas en la tienda de Mayte que estaba por debajo de la cafeteria, para obsequiarla, y ella respondía a tal galantería con un discreto gesto de agradecimiento.
Nunca hubo entre ellos, esos dos adolescentes de quince y diecisiete años, ningún contacto físico.
Solamente una vez, cuando la acompañaba a su casa, él tuvo que tomarla de la mano para cruzar una calle con charcos de agua, en un barrio de la ciudad, donde todavía no había llegado el pavimento.
Puede decirse que sus paseos eran simples, caminaban juntos en el Paseo de San Francisco dando vueltas y vueltas a derecha y a izquierda, de allí subiendo la calle el Obispo a la Plaza de España y de allí a la calle San Juan hasta la esquina del Zamorano, y vuelta otra vez a San Francisco, todo ello sin cogerse ni siquiera la mano todavía.
Para hacer un alto había un punto obligado, una cafeteria que había en la calle del Obispo con la máquina de discos Sinfonola 96, era el Saymu, donde nos tomábamos unas Mirindas escuchando la música de Raphael (por supuesto), los Beatles, los Brincos, Santana, los Rolling y Creedence Crearwater Revival.
Antes de entrar el compraba caramelos y carapiñadas en la tienda de Mayte que estaba por debajo de la cafeteria, para obsequiarla, y ella respondía a tal galantería con un discreto gesto de agradecimiento.
Nunca hubo entre ellos, esos dos adolescentes de quince y diecisiete años, ningún contacto físico.
Solamente una vez, cuando la acompañaba a su casa, él tuvo que tomarla de la mano para cruzar una calle con charcos de agua, en un barrio de la ciudad, donde todavía no había llegado el pavimento.
Seguramente quien lea esto, y no haya vivido la época, pensarán cual ingenuas e inocentes eran las costumbres que regían al noviazgo y a la relación entre los jóvenes que sentían la primera simpatía y es verdad, las épocas y las costumbres son distintas.
El amor puede ser el mismo, lo que cambia es la forma de manifestarlo.
Quizá en mucho se ha avanzado y los aportes de la modernidad hayan ayudado a vencer muchos obstáculos, pero hay algo que es incuestionable: la primera emoción que sintieron los dos la primera la vez que se tomaron de la mano, en aquella tarde lluviosa, eso sin duda fue sublime y está más allá del tiempo.
El amor puede ser el mismo, lo que cambia es la forma de manifestarlo.
Quizá en mucho se ha avanzado y los aportes de la modernidad hayan ayudado a vencer muchos obstáculos, pero hay algo que es incuestionable: la primera emoción que sintieron los dos la primera la vez que se tomaron de la mano, en aquella tarde lluviosa, eso sin duda fue sublime y está más allá del tiempo.
oooooooooooooooooooo
Una descripción muy fiel a la realidad que yo viví en los años 60/70, y que me produce nostalgia. Fue una época en la que valores como el respeto, la moral, el honor y, en las chicas, el recato, eran, creo, más firmes. Ahora, de la noche a la mañana surgen y fenecen amores con sexo incluído. No se si perdimos el tiempo, pero creo que con el candor ganamos romanticismo, ilusión, felicidad.
ResponderEliminarIndiscutiblemente,las palabras decencia,pudor,respeto,amor propio temor De Dios respeto a los padres,son las cosas que se fueron perdiendo,cuantos novios tienen hoy ? Mmmmm novios ? No novios eran antes ya a la vez que tienen relaciones ya son otra cosa,triste realidad de esta actualidad,
ResponderEliminarNo tiene nada que ver con los novios, pero al hablar de florysem me has recordado a mi padre que todos los días se compraba su clavel para el ojal allí. Son los recuerdos lo que nos queda
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