La mayor parte de las personas que consumen gas butano en su hogar opta por adquirir las bombonas cuando el butanero pasa por su calle, pitan para avisar que han llegado, paran, las bombonas chocan con el camión y se repite el sonido que acompaña al paisaje urbano desde hace décadas ellos bajan y se echan a la espalda 35 kilos de color naranja para llevar el calor a miles de viviendas de la ciudad.
Es un repicar, una melodía sonora que durante mucho tiempo está presente en el día a día, forma parte del paisaje sonoro de barrios, sonido que poco a poco va desapareciendo y olvidando, es el "canto" de un oficio duro, de mover en el camión, acto que produce los mencionados sonidos y de un constantemente cargar sobre los hombros y espalda esa bombona para acto seguido escalar y escalar decenas y decenas de escaleras y volverlas a bajar, hoy en día por suerte, existen ascensores en la mayoría de los edificios.
Raúl Rodríguez, Paco Vázquez y José Vicente Grandioso (los tres que aparecen en esta fotografía del diario Hoy), son los representantes de esos protagonistas que reparten en nuestros barrios de Badajoz, a los cuales debemos de reconocerles y agradecerles esa labor que nos permite lavarnos y ducharnos con ese agua caliente.
Cada uno de ellos reparte una media de 120 bombonas al día, así que calculan que se echan más de 4.200 kilos a la espalda entre las que dejan llenas y las que se llevan vacías cada jornada, todo ello para llevar ese gas que calienta las casas.
Son héroes sin capa, y todavía hay muchas personas fieles al butanero.
Gracias por vuestro trabajo "buenas gentes", y en especial a ese repartidor que lo hace en mi barriada, el cual es amable, servicial y campechano que no es otro que Raúl Rodríguez.
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