Hoy otra vez he salido a callejear por este Badajoz que nos encontramos día a día, hoy me encuentro en el cruce de la "La Autopista" con la Avenida de María Auxiliadora y voy a visitar esa barriada que anteriormente se conocía como "Barrio de la Carretera Olivenza", ese donde he pasado la mayor parte de mi vida, ese donde pasé mi infancia, donde pasé mi adoslecencia, donde pasé mi madurez, donde me enamoré, donde me casé, donde nacieron mis hijos, y tantas cosas más que están en esa "Mochila de Recuerdos" que llevamos a nuestras espaldas.
La verdad al pasear por ella me encuentro un poco triste y quizás también un poco nostálgico al transitar ahora por esas calles del barrio, ya que hecho de menos muchísimas cosas que tuve el placer de vivir en él, aquellas tiendas, aquellos bares, y lugares que solía uno ver y frecuentar años atrás, qué le vamos a hacer, uno es así.
Entro en la avenida y hecho en falta a la derecha aquella Maternidad Provincial que tantos alumbramientos dió en su durante su actividad, y a su izquierda aquel chalet de la familia Suero, giro a la izquierda y entro en la calle que lleva el nombre de ese matemático nacido en Berlanga que es Jacobo Rodriguez Pereira, en ella hecho en falta en la acera de izquierda esa casa con aquella terraza donde estaba la Escuela de Don Pepe (cuantos vecinos asistirian a ella), el Bar Corneta, la Peluqueria Tonibel, el taller de chapa y pintura de Álvarez (cuantos chapistas salieron formados de el), la agencia de transporte de Vicente García Stop y su compañero Medina, el ultramarinos de mi vecino Pablo (posteriormente una carnicería), el Bar Rentero (posteriormente Bar Camacho y después El Campeón), la tienda de "chuches" de Mari, el almacén de piensos del Sr. Antonio, y el garaje-taller de Paulino Rodriguez Aliseda.
Sigo caminando por la calle, dejando a la derecha la calle Rota (donde estaba la tienda de ultramarinos de Jacinto Ferreira), y recuerdo con cariño aquel lugar de mi infancia que fué "la arena de Paulino" (hoy día un bloque de viviendas), aquellos balones que recogíamos (unas veces los devolvíamos, y otras nó) del Colegio de los Maristas, la casa de las higueras aislada (donde vivía un Sr. que era guardacoches que tenía falta en un brazo), una Cantina que había en "el camino de las chumberas" que salía a la Ctra. de Valverde, donde a la derecha estaba la Pensión Roma (de Bernardino, que hoy día es el Edificio Roma).
Bajo desde allí hacia la calle Cartagena (esa calle que pasé en ella más de la mitad de vida), donde en la esquina estaba el almacén de la Compañía Telefónica (después el de Contenedores Badajoz), por bajo estaba la cochera de los camiones y el almacén de maquinaria agrícola de Comerón, la churrería de la Sra. Pilar, una pensión (que no recuerdo el nombre de sus dueños), la Carnicería de Cecilio y la tienda de "chuches" de la Sra. Fiorina.
Llego a la calle América y recuerdo en ella la tienda de la Juli (Juliana Nogales), la herrería de Manolo Ruíz, la librería de Paqui, la tienda de articulos de Fefi, el Bar el Carbonero (de Francisco), la tienda de ultramarinos de Luciano, el Bar Retiro (de Serafín), el Mesón el Perla (de Juan Antonio) y las escuelas de lata (pertenecientes al Colegio General Navarro).
Entro en la calle El Viento (hoy muy cambiada) donde todavía perdura la peluquería de señoras de Puri (Pura Sánchez), pero echo en falta el taller de chapa y pintura de Luis Rastrollo y el bar El Galeón.
Sigo hasta el final y entro en la calle Linares, donde todavía perdura el almacén de Aceitunas Pepe (José Rodriguez), pero echo en falta la tienda de "chuches" de la Sr. Vicenta, la tienda de ultramarinos de la Sra. Chiqui, así como el bar El Volante.
Me acerco a la calle Jesús Ricón Jimenez y recuerdo el almacén de chatarra de Lauri (Laureano Andrade), el bar Guerrero (entre esta calle y Manuel Saldaña), y a la vuelta en la calle Barcarrota el taller de sillas Maypa.
Bajo a calle Manuel Saldaña y recuerdo en ella la herrería del Sr. Luis, la tienda de ultramarinos del Sr. Manuel, el bar Esponja, la tienda de ultramarinos de Ezequiel Ferreira, el taller mecánico del maestro Luis y el Bar Corneta (de mi amigo Miguel).
Bajo la calle Vicente Delgado Algaba y echo de menos la escuela de baile de Matilde Rodriguez, la tienda de ultramarinos de la Sra. Mariana, el bar Pilo, la discoteca SM (el Pegote), el bar del Gitanillo, la drogueria de la Sra. Filomena, y la barbería de Eusebio.
Llego a la Avenida Maria Auxiliadora y miro a la izquierda hacia el camino del cementerio y echo de menos el bar Manolo, el bar el Serrucho, el almacén de hierros de Marceliano Martín, los Recauchutados Iberia, el almacén de la cerveza Skol, el matadero de Cirilo, el campo de la Metalúrgica, una panificadora que no recuerdo el nombre, el molino de aceite de Llera y el bar de Julio (posteriormente el Lamprea).
Es muy posible que me haya quedado algo en olvido, pido perdón por ello, pero este barrio, no era ni mejor ni peor que ahora, era distinto, simplemente eran otros tiempos.
ooooooooooooooo
en los años 60
Bar El Serrucho en los años 80
primer lugar "la arena de Paulino"
en los años 70
de la Metalúrgica en los años 70
ooooooooooooooo
Fenomenal trabajo, Pedro. Enhorabuena.
ResponderEliminarCon permiso, quiero decir que la nave que tenía D. Francisco Comerón era para guardar los camiones y maquinaria agrícola y no de asfaltar como pone usted
ResponderEliminarAmen del fenomenal viaje que has narrado por ese barrio que tanto quisistes y anelas, vaya memoria la tuya. Fenomenal trabajo.
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